En una tarde de gala en el Mundial de Clubes, ¡el PSG le metió 4 a 0 al equipo de Messi solo en el primer tiempo! El partido mostró la diferencia entre un proyecto de equipo bien organizado y un equipo de leyendas. La táctica de Luis Enrique simplemente anuló el reencuentro, y el mensaje fue dado al mundo del fútbol.

Atlanta, EUA – ¿Sabe usted esas noches que entran para la historia del fútbol? ¡Pues, la de hoy fue una de ellas! Allí en Atlanta, lo que vimos no fue solo una victoria del PSG contra el Inter Miami. ¡Fue un verdadero manifiesto, un atropello! Un 4 a 0 construido completamente en el primer tiempo, mostrando que un equipo organizado puede, sí, superar la genialidad de un crack aislado.

La historia tenía todo para ser de cine, ¿no? Lionel Messi, el genio, reencontrándose con el club donde tuvo una etapa con altos y bajos. A su lado, la vieja guardia del Barça: Suárez, Busquets, Alba. ¿Y en el otro banco? ¡Justo Luis Enrique, el tipo que comandó aquel equipo legendario! Parecía que iba a ser un partidazo súper equilibrado.

Pero esa expectativa duró… ¡seis minutos! Fue el tiempo que el PSG necesitó para acabar con la fiesta y apoderarse del partido. A veces el fútbol es duro con la gente más nostálgica, y hoy, ¡ay… fue demasiado cruel!

Apenas el árbitro pitó el inicio, y el PSG salió con todo encima, parecía una avalancha. No entraron a jugar, entraron a sofocar al Inter Miami atrás. La presión era tanta que parecía que había más gente de azul en el campo. La salida de balón del equipo de Messi, que solía ser tranquila con Busquets, se convirtió en una pesadilla.

Y a los seis minutos, llegó el primer golpe. En un tiro libre ensayado, perfecto, Vitinha puso el balón a medida y el chico João Neves, de solo 20 años, apareció de la nada para marcar de cabeza. ¡Se veía que era gol de equipo entrenado, que sabe exactamente qué hacer en el campo!

¡El Inter Miami lo sintió, y mucho! Cada vez que Messi tocaba el balón, venían tres o cuatro encima de él. El tipo es un genio, pero estaba preso en una jaula. Suárez, adelante, solo gesticulaba, irritado porque el balón nunca llegaba. ¡Y de verdad que no llegaba! El mediocampo del PSG con Neves, Vitinha y Fabián Ruiz parecía un pulpo, robando todas.

A los 39, quedó claro quién mandaba en el partido. Busquets, que es un maestro sacando el balón, perdió la pelota justo delante del área. ¡Contra este equipo del PSG, eso no se hace! El balón cayó a los pies de Fabián Ruiz, que fue amable y solo se la pasó a João Neves para hacer el segundo. ¡2 a 0! Era la cara del partido: la intensidad y la táctica ganando a la experiencia.

El equipo americano, que ya había hecho historia solo por llegar hasta ahí, parecía perdido, noqueado de pie. ¡Y la pesadilla no había terminado! A los 44, en un centro que ni parecía peligroso, el defensa Avilés terminó haciendo gol en contra. Fue la señal de que el equipo se había derrumbado por completo.

Y para cerrar la cuenta antes del descanso, en los descuentos, Hakimi hizo una gran jugada y soltó la bomba. El balón todavía golpeó el poste antes de entrar. ¡4 a 0! Se convirtió en un paseo, una verdadera masacre. Para tener una idea, en el primer tiempo el PSG tuvo el 73% de posesión del balón y chutó 10 veces a puerta, contra NINGUNA del Miami.

El segundo tiempo fue solo para cumplir con el trámite, ¿sabe? Con el partido ganado, Luis Enrique comenzó a cambiar jugadores, dando descanso a la gente. El técnico del Miami, Mascherano, intentó arreglar la casa para no pasar más vergüenza. Messi incluso logró encontrar un espacio, intentó algunas jugadas, pero ya era demasiado tarde. El daño ya estaba hecho.

Analizando el partido, no hay mucho misterio. ¡El marcador lo dice todo! Luis Enrique armó el equipo correctamente, en una trampa perfecta. Su táctica de presionar así que perdía el balón no dejó respirar al Miami. La defensa del equipo americano, que ya no es la gran cosa, fue un plato fácil, y los laterales del PSG jugaron casi como delanteros, dejando loca a la defensa rival.

El Inter Miami pagó el precio. Es un equipo lleno de cracks, de leyendas, pero le falta conjunto, le falta "liga" para jugar a este nivel. La genialidad de Messi y la experiencia de los demás no pudieron compensar la falta de ritmo y los agujeros en la defensa. Fueron simplemente tragados por un equipo que juega el fútbol de hoy: rápido, fuerte, táctico y, sobre todo, colectivo.

Al final, los sentimientos eran muy diferentes. Por un lado, la gente del PSG celebrando, pero sin mucha euforia, tipo "sabíamos que iba a ser así". Ya son los favoritos al título. Por otro lado, la gente del Miami, con la cabeza en alto por haber llegado hasta aquí, pero con ese sabor amargo de quien recibió un buen golpe de realidad.

Esta noche en Atlanta quedará marcada, sin duda. Fue la noche en que el PSG, incluso sin las estrellas de antaño, demostró que un equipo bien armado es más fuerte que cualquiera que solo depende de un genio. Fue la noche en que el fútbol del futuro atropelló, sin piedad, un pasado lleno de glorias.